Eres la música de mi alma.


Ahora, cuando todos duermen y
La noche parece estar en su romántica actuación diaria, llegan a mi mente centenares de pensamientos.
No encuentro letras que me ayuden a formar palabras,
Para poder describir lo que estoy sintiendo.
Es muy raro que la vida haya sido tan sorpresiva conmigo:
No la puedo comprender.


Aquella noche; fue la noche en que desperté del letargo de casi dos años:
Te vi, al final del túnel, cuando creía que estaba abandonada en los brazos del olvido: apareces tú.
¡Que bendición! La verdad es que cuando apareció el astro rey, al día siguiente, no pude creer lo que había vivido.

Príncipe, las palabras sobran… solo es como te dije:
Deja que nuestros ojos hablen,
Porque son el mar deslumbrante de nuestras almas.
Deja que nuestras manos hablen, sin hablar,
Porque su silencio es el cómplice de lo que pasará en tu ventana.
Deja que tu sonrisa se dibuje más nítidamente en tu carita de ángel,
Porque ella quita la neblina de mi soledad.
Deja que el poder de tu mirada traspase mi alma lentamente,
Porque esa es la única forma en que tendrás la llave de mi corazón.
Y al fin, cuando dejes que nuestros corazones latan al unísono, comprenderás el porqué de mis palabras.

Príncipe, tengo la esperanza de que algún amanecer mis ojos besen los tuyos. Te esperaré como el sembrador que aguarda a que los tibios rayos del sol calienten la tierra, para sembrar en ella que es su terruño, toda clase de frutos.
Muchas gracias mi príncipe negro, por iluminar la noche oscura de mi desesperación.
Gracias por no dejarme sola.
Gracias por empezar a quererme; porque te confieso que este es el inicio de una larga historia para ambos, la historia de un cielo nuevo, con estrellas que brillan en nuestros ojos y en cada parte de nuestra vida.

Sabes peluchito, te has convertido en mi música,
En mi clave de sol, en mis corcheas, fusas y blancas.
En mis bemoles y sostenidos.
Ahora tejes en mi corazón los más bellos poemas de amor, que no me atrevo a escribir, porque mirándome a los ojos te darías cuenta de ellos.
Creando armonías en el pentagrama de mis ilusiones, así vas iniciando en mi una nueva etapa, un nuevo sueño, una nueva ilusión…

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