Mis 10 deseos de Navidad…
Al hacer un
largo paseo por la ciudad Primada de América, llamada hoy el Gran Santo
Domingo, he pensando en mis deseos de Navidad. La plaza del conservatorio de
música bellamente adornada por ángeles y velas gigantes, me hicieron recordar
el nacimiento de quien nos ama hasta el extremo.
Caminando
por las soleadas y acaloradas calles y visitando algunos establecimientos
comerciales, observé a la gente adquirir regalos y adornos navideños. Este
hecho me hizo pensar en si las personas sabían el verdadero significado de esta
maravillosa época y si le daban el ‘‘toque especial’’ a sus presentes. Todo eso
me hizo pensar en lo que he de regalar y lo que he de compartir a finales de
este año. Si bien es cierto que los comerciantes han hecho considerables
cantidades de dinero a finales de año, no podemos pensar o darle el significado
comercial a la Navidad, ya que desvirtuaremos su verdadera raíz. En lo que a mí
respecta, quiero regalar algún presente a mi familia y sobre todo mucho amor.
No solamente en Navidad debemos regalar o compartir con nuestra familia o
amigos, es todo el año. El hecho de que la Navidad sea a fin de año, no quiere
decir que sea la única época en que debamos expresar nuestro cariño y afecto;
al contrario, es una maravillosa forma de que renazca en nuestros corazones el
amor de Jesucristo para brindarlo desde enero del venidero año nuevo, hasta la
próxima Navidad.
Mis deseos
de Navidad los trataré de resumir en diez aspectos que considero mejorar tanto
en mi vida personal como en la vida colectiva:
- La esperanza:
Muchas veces, en muchos días del año nuestra
esperanza casi se muere, literalmente hablando; por la sencilla razón de que no
tenemos nuestros objetivos claros.
Un ejemplo vivo de esperanza es María, la madre
de Jesús. La confianza que tuvo en Dios, a través del anuncio del ángel
Gabriel, hizo que nunca cambiara su objetivo. Y esperó con amor el nacimiento
de quien es la Navidad.
- La alegría:
Me he sorprendido este año, como una actitud
alegre trae tanto positivismo a todo lo que emprendo. No nos quejemos si en
algún momento tenemos que dar la milla extra o hacer un sacrificio: lo
importante es hacerlo con una sonrisa; quizá al final del día no notes la
recompensa pero luego verás como llegan las buenas noticias.
- La bondad:
Si tratáramos de ser más bondadosos con
nuestros prójimos, seguro que no habría guerras ni miseria en el mundo. Usando
nuestro cerebro, nuestro sentido común y nuestra bondad podremos lograr más de
lo que imaginamos. Todo comienza con una sonrisa o con un ‘‘gracias’’, es
probable que esa persona se sienta acogida por ti y con más confianza para
desarrollar planes y estrategias juntos.
- El respeto:
Es probable que fallemos mucho en esta área. Es
probable que no sintamos la comodidad del otro por no poner de nuestra parte.
Es probable que muchas personas nos rechacen por el simple hecho de no ser
consecuentes.
- La prudencia:
Por ahí hay un libro llamado ‘‘El arte de la
prudencia’’. Yo me he pasado varias veces la luz ‘‘roja’’, y no del semáforo.
Reconozco que si pongo más dedicación puedo mejorar cada día más de un treinta
por ciento en este aspecto. Tú y yo, querido lector, podemos mejorar la vida de
cada persona con la que tengamos contacto aplicando la prudencia en cada
situación que nos toque en el día a día.
- La responsabilidad:
De verdad creo que este es un valor donde
muchos fallamos diariamente: faltamos a nuestros compromisos, rompemos tratos
sin previo aviso, le hacemos perder tiempo a la gente y nos olvidamos de
nuestros propios quehaceres posponiéndolos hasta el cansancio.
En esta era, donde todo es a grandes
velocidades, procuremos no olvidar nuestra palabra empeñada con nuestros
semejantes y con nosotros mismos. A veces un pequeño sacrificio al final, da más
frutos que un simple ‘‘no pude’’.
- La puntualidad:
Desde la hora de dormir hasta la hora de llegar
a la universidad o trabajo. Ese si es un mal que hay que erradicar desde sus
nacimientos. Me alegro que el Presidente de la República haya puesto el ejemplo
de llegar temprano a sus compromisos, siendo paradigma para muchos.
Desde pequeña se me ha inculcado llegar a la
hora acordada a cada actividad, por eso se me hace incómodo comprender a
aquellos que no lo son.
- El servicio:
Quizá muchos piensen, si este es un deseo de
Navidad; en realidad es más que un deseo. Es acción. La vida me ha enseñado que
mientras hagas más trabajo con amor y desinteresado, tendrás tarde o temprano
sus recompensas. Sé que cuesta un poquito servir a otros sin esperar algo a
cambio, pero siempre confío en que el que da siempre recibe. También Dios
bendice al dador alegre, porque hay más felicidad en dar que en recibir.
- La espiritualidad:
Durante mucho tiempo descuidamos de nuestra
espiritualidad. No oramos, no visitamos el templo, no leemos la Biblia ni
libros de crecimiento espiritual, no visitamos al enfermo, no compartimos
nuestra alegría y nuestros bienes. Me he propuesto erradicar todos estos males
en esta época tan especial para mi, haciendo renacer ese amor a Dios y a su
bella y majestuosa creación.
Sin duda, he de dedicar tiempo a mi relajación
personal: meditando, leyendo y observando detenidamente al interior de mi vida
para saber donde fallo.
- El amor:
¡Ah! ¡El amor! Es más que un sentimiento o una
palabra. Es acción y verbo. Es el más completo de todos los valores. Mi vida
sin amor, no sería vida, solo sería un simple existir. Dios sin amor, no sería
Dios, solo sería un estricto juez sin compasión. Mi familia sin amor, no sería
familia, solo sería un conjunto de personas que se unen carnalmente y procrean
la especie. Quizá redunde mucho al decir que el motor central de mi vida ha
sido el amor a mis metas, sueños y aspiraciones. Por supuesto que el amor MÁS
GRANDE que tengo es el de Dios, mi familia y mis amigos, y es ese AMOR que da
sentido a mi vida.
La Navidad es un tiempo de Amor, Paz,
Solidaridad y Alegría; es por ello que me he propuesto sacarle una sonrisa a
cada persona que veo. Aunque no lo logre, lo intentaré una vez más para brindar
todo el amor que este tiempo inspira en mi. Cierto es que litúrgicamente
hablando no estamos en Navidad, estamos este próximo domingo en Adviento: el
tiempo de la Espera o Esperanza. María la madre de nuestra salvador está a
menos de un mes para dar a luz a nuestro mayor Amor.
Muchos me podrían discutir que la fecha de la Navidad
es algo arbitrario e incluso que no se sabe la fecha exacta de cuando nació
Jesús. Es que nunca hay una fecha exacta para cada cosa, solo son
aproximaciones. El año tiene 365 días y varias horas más, por eso cada cuatro
años es año bisiesto; esto es solo por poner un ejemplo.
En realidad a mi no me importa en absoluto que
día fue, lo que si me importa es tomar un mes de año para recordar y conmemorar
el hecho que cambió el curso de la historia: el nacimiento de un rey que no
viene con lanza o espada, sino con AMOR.
¡Qué es este final de año mejoremos y
observemos nuestra vida para ser ejemplo de quienes lo necesitan!
¡Feliz Adviento y prontamente Feliz Navidad!
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